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jueves, 13 de enero de 2011

El Águila i el Ego


El Águila y el Ego
En esta oportunidad Isha nos explica con una metáfora, cómo saber utilizarlo para fortalecer nuestro interior.
        
        
En la espiritualidad moderna, se habla mucho acerca del “ego”. En cambio yo no me enfoco mucho en él, dado que vi a muchas personas atrapadas en el esfuerzo de pelear contra el ego tratando de destruirlo, y derrumbarse en el intento. Esto proviene de un error muy común: la idea de que el ego es algo intrínsecamente malo, o incluso el mal mismo.


 En cambio, si lo experimentas desde el amor incondicional no hay nada malo con el ego. Es sólo una protección. El ego es en realidad la personalidad individual, son las máscaras y esas defensas que usamos para esconder nuestra inseguridad.

 Para explicar esto, a menudo uso la analogía siguiente:

 Imagina que eres un huevo, un huevo de águila en cuyo interior está el águila bebé. Este águila representa el amor-conciencia, tu verdadero yo, tu potencial pleno. Sin embargo, no sabemos que ese águila existe, no lo vemos, está dentro del huevo; por ahora, somos sólo un huevo. La cáscara representa al ego y su función es proteger aquello que está adentro y aún no está maduro, escudando al águila bebé del mundo, hasta que esté listo para mostrarse ya. Esta cubierta puede presentarse como falso orgullo o arrogancia, como inseguridad o humildad fingida.

El ego en realidad es esa vocecita que nos dice que hay algo malo con nosotros, que debemos ser diferentes, que nos critica y nos da batalla sin cesar. Es la voz que siempre está tirándonos hacia abajo, que nos mantiene pequeños sintiéndonos menos, dubitativos, desconfiados o preocupados.

 Pero, para aclararnos ¿hay acaso algo malo con la cáscara de huevo? No. Sólo está haciendo su trabajo, proporcionando la protección necesaria hasta que el águila haya crecido fuerte. Cuando el águila bebé es lo suficientemente grande, se empieza a resquebrajar la cáscara y lo mismo sucede cuando nuestra conciencia comienza a expandirse: de pronto el águila es demasiado grande, para ser mantenido en las limitaciones del ego, y éste comienza a deshacerse y desaparece naturalmente.

En tu viaje hacia el despertar espiritual, no trates de destruir el ego o luchar contra él; en lugar de eso, enfócate en el cultivo y fortalecimiento del águila en tu interior. Cuando tu conciencia haya madurado, el ego se desprenderá naturalmente, sin ningún esfuerzo por tu parte, porque ya no queda nada que proteger. Y así, esa águila que era frágil antes es ahora un ave majestuosa que vuela en lo más alto, en libertad. Eso es tu verdadero ser. Vale la aventura de este descubrimiento abrazándote momento a momento en el amor conciencia.

 Publicado en LOSANDES.COM

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