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miércoles, 12 de febrero de 2014

Dr. Hew Len, Meditación del niño interior. Hoopononopo (doblado)

Esta es la relación más importante en la creación, mucho más importante que cualquier relación física que puedas tener. Así que relájate, con los ojos cerrados.

Te voy llevar a ver cuál es la relación más importante en la creación, lo voy a llamar la relación entre la madre y el niño.

La madre es la consciencia, la cual tiene elección: puede cuidar al niño o ignorarlo. Así, vamos a suponer que nos movemos del concepto de consciencia, que es la madre, al aspecto de la creación y el subconsciente, que es el niño. Y en este niño están todas las memorias de la creación desde que nació. Si tú tienes depresión, es la información que hay en el niño que está experimentando la depresión así que, queremos que esta relación funcione.

Lo primero que queremos hacer lo vamos a hacer muy despacio.
Lo primero que queremos hacer es decirle a este niño por primera vez: Ohhhh, es la primera vez en la creación que reconozco tu presencia en mí, esta es, la primera vez que es importante pues me doy cuenta de que estás en mí, que está en ti este niño interior. Y tú le hablas a este niño, oh guau, es la primera vez que me doy cuenta de que eres parte de mí. Y lo siguiente que hay que decir es muy sencillo: Te amo, te amo, te quiero. Así, tú te das cuenta del hecho de que todas las heridas y dolor que has experimentado, han sido captados en este niño interior.

Y tú le dices de forma simple: Lo siento, por favor, perdóname por todas las memorias acumuladas de pena, tristeza, dolor. Así que, tú hablas a este niño dándote cuenta de tu responsabilidad de todas esas memorias que el niño tiene y que has creado, aceptado, y acumulado y tienes que deshacerlo. Uno de estos métodos y la forma más simple de hacerlo. Siempre, tienes que pedir al niño permiso, nunca hacerlo sin pedirle primero permiso. Así, eso es lo que debemos hacer:

Queremos decirle, por favor, permíteme acariciarte la cabeza con amor con interés y hazlo. No tienes que imaginar nada, solo hazlo decirte a ti mismo, como acaricias la cabeza del niño y dile al niño: Te quiero, te quiero, por favor, perdóname, por todas estas experiencias acumuladas en la memoria, que están guardadas en ti. Lo siento.

De nuevo, recordamos que esta es la más importante relación, porque tú puedes enseñar a este niño como hacer la limpieza y puedes ponerlo en automático, pero si tú, no te das cuenta de su existencia, o no te importa realmente, tú no puedes hacerlo. Así, acaricia su cabeza, le dices te quiero gracias por ser parte de mí. Lo siento, lo siento mucho. He ido recogiendo todo esto, no te he cuidado te he manipulado, lo siento. Y entonces, tú hablas con el niño. Todas estas memorias repiten todos estos problemas.

Y tú le dices al niño, si no te importa, ayúdame a dejarlas marchar. Y empiezas en la cabeza, y si tienes dolor de cabeza, o dolor de espalda, o del cuerpo. Y hablas al niño: estas son las experiencias pasadas, por favor, déjalas marchar. Estas memorias que se están repitiendo una y otra vez dile: no sé qué memorias son, ni quiero saberlo tampoco. Tú sabes, entonces, puedes ofrecerlas a la divinidad, al supraconsciente. Tú le puedes pedir a la divinidad ser libre.

Ahora le acaricias suavemente la cabeza y le pides al niño si puedes sostenerle suavemente. No duramente, esto lo asustaría. Dile al niño: por favor, dame permiso de sostenerte muy suavemente. Y cuando lo hagas, hazlo, no hace falta imaginarlo Solo sosténle suavemente.
Cuando tengas el niño en tus brazos, dile: Gracias por ser parte de mí, te amo, te amo, y lo siento, por todas las memorias acumuladas que tú experimentas como dolor, como sufrimiento. Por favor, por favor, perdóname.

Y cuando has hecho esto, tú le pides al niño de darte una mano. Por favor dame una mano, así que puedo acariciarla suavemente, cualquier mano, que quieras darme, dile, por favor, dámela.
En tu mente, coges la mano y la acaricias, suavemente,  suavemente la acaricias, y te das cuenta del niño. Oh, gracias, por ser parte de mí. La parte de mí, que no he hecho mucho caso y lo siento, por favor, perdóname, te amo. Y ahora toca la otra mano, hablaremos de finanzas, le dices al niño: ok, son solo las memorias, donde están los problemas. Y le pides de dejarlos marchar. Por favor, déjalos marchar. Cualquier problema financiero, de hipoteca, de dinero, económicos, cualquier problema. Los problemas no son económicos no son financieros, son las memorias que se repiten, es la hipoteca que sostiene tu alma. Y tú quieres que este niño que tiene la hipoteca la deje marchar Por favor, déjala marchar, déjala ir. Los problemas con el banco, la quiebra, cualquier problema, de abuso de dinero, cualquier memoria que tengas de abuso económico déjalo marchar.

Ahora le pides al niño, permiso para sostenerle la otra mano. Por favor, déjame coger tu otra mano. Así, le coges mentalmente la mano y le acaricias, suavemente, le acaricias. Quiero que te quede muy claro que es, en este niño, donde están almacenados todos tus problemas. Y por eso, tienes que tener una buena relación con este niño para que los deje marchar, y se vayan.

Tú has creado este almacén, mírate a ti mismo, y tómate tiempo. Qué está pasando en mí, qué está pasando, ciertas experiencias, con cierta gente. Tú lo tienes que criar en tu vida. No sé qué memorias son, pero sé que tengo que resolverlo. Yo sé, que no sé de qué va esto, pero sé, que son las memorias en mí.

Y habla al niño, por favor, déjalas marchar Esto es lo más importante, esta es la más importante y central relación en toda la creación entre la madre y el hijo. La madre puede traer a casa al niño y ser libre. El niño, puede limpiarlo todo, estar dispuesto a dejarlo marchar. A estar dispuesto a estar en ella, esto está llegando.

Muchas gracias. Ahora, le pedimos permiso para sostenerle los hombros. Por favor, permíteme sostener tus hombros. Tú alcanzas sus hombros y empiezas todo esto. Hablas, esto habla acerca del amor y de la presencia del niño. Te quiero, te quiero, gracias, gracias, gracias, por ser parte de mí. Estoy muy agradecido de saber que somos tú y yo desde el principio del tiempo y que no te he cuidado nunca. Por favor, perdóname, por ignorarte, no cuidarte, causarte dolor causar pena. Lo siento, te quiero, gracias, por ser parte de mí.

Y entonces, tú le coges los hombros, y le dices permíteme coger tus hombros, y darme mi ilimitado amor Si buscas a una pareja de negocios, esta relación con el niño es la mejor relación de negocios, en toda la creación La relación entre el hijo y la madre trabaja por tiempo para todo así que, cógele los hombros, y mírale a los ojos y date cuenta de que le has causado dolor. Dile perdona, te quiero, lo siento, gracias por dejar que se marche el dolor, los problemas, y dejar que tú y yo seamos libres de todas estas memorias. Así podemos caminar de la mano, hacia la divinidad, como almas puras, hacia la luz.

Tú puedes hacer esto en la mañana, tú puedes hacer esto en la tarde. Te puedes tomar unos pocos minutos cada día, para conectarte. Haz esto y tu niño interior será tu pareja.

Ahora, os voy a pedir hacer siete rondas de respiración. Ambos pies en el suelo, los dos dedos, el gordo y el índice tocándose. Las dos manos sobre las rodillas o sobre el regazo. Y a respirar, respirar, es limpieza. El niño lo agradecerá. Una ronda de siete respirando, contando siete inspirando, contando siete  recibiendo, contando siete  inspirando, contando siete veces
Muchas gracias.


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